Le gustaba susurrarme al oído, pero yo al principio no la escuchaba.
Siempre pensaron que yo era especial, y al final esa especialidad me hizo temida.
Ella me enseñó que los peces de colores pueden volar, y yo la creí.…
Esta es la historia de un corazón que, inconformista con su envoltorio, fue a parar a otra caja torácica, para alegría de unos, y desconsuelo de otros.
Él recorría el mundo sólo con su mochila, y la música como compañía. Era solitario. De pocas palabras, aunque amables.
Ella nunca habló demasiado, más por miedo que por falta de ganas. Temía malgastar su último aliento con frases innecesarias, y se las guardaba para la gran despedida.…