El despertar
Diciembre y enero. Dos meses en los que me ha pasado de todo, y nada bueno.
Siempre he pensado que las malas rachas sirven para valorar cuando vengan buenos tiempos, para saber apreciar los detalles de la vida, esos que te hacen sentir precisamente que estás vivo. Creo que mi mala racha está llegando a su fin… lo siento. Pero, ¿sabéis qué? tengo miedo.
Es como un nudo en la garganta que me dice que vienen tiempos mejores, sí, pero que voy a tener que ganármelos. No vale sentarse a ver la función como una espectadora más. Hay que luchar por lo que uno quiere, y no parar hasta conseguirlo. Si al final no salen las cosas como se desea, al menos que no sea por no haberlo intentado. No hay que dar lugar a "y si´s" en la recámara.
Mañana empiezo de nuevo a trabajar en Daganzo. Mi segundo trabajo, en el que solo tengo que ir a casa de un señor, preparar la máquina, pincharle y esperar casi 4 horas a que termine, sentada en la cama cómodamente. Después retornar la sangre, retirar las agujas y preparar la máquina para la siguiente sesión. Eso puedo hacerlo aún yendo con muletas, así que no hay problema. Por suerte tengo buenos amigos y uno de ellos me va a llevar hasta allí, así que el problema del transporte también lo tengo resuelto… entonces, ¿por qué tengo esta sensación? Es como si me costara volver a la rutina de nuevo, pero por otra parte también estoy harta ya de mi nueva rutina. Quiero volver a salir, y poder volver a mi vida normal. Pero claro, ¿cuál es mi vida normal? Quizás sea eso lo que me pasa, no quiero una vida normal. Pero eso ya lo sabía desde hace tiempo. No me conformo con trabajar y salir con los amigos. Quiero algo más. Quiero vivir, quiero disfrutar de la vida, quiero reir y soñar y ser feliz. Quiero que vuelva la ilusión.
He pasado dos meses muy malos, y aún no ha acabado, lo sé, pero ya se va aclarando todo y veo un tenue resplandor que me invita a sonreir. Pero el miedo sigue ahí, el miedo de volver a la negrura, de que todo continúe y que en realidad esto no haya hecho más que empezar.
Hace tiempo un amigo escribió algo que ya nunca olvidaré: "La luz entró en las tinieblas, y la oscuridad no la entendió"
No sé si ahora soy luz u oscuridad, pero sí sé que sigo siendo, y mientras así sea, aquí seguiré.
3 comentarios
«Sólo disponemos del momento presente, así que más nos vale buscar la felicidad aquí y ahora. Lo que hacemos en cada instante, determina, asimismo, nuestra felicidad futura y la calidad de nuestros recuerdos. Cualquiera que sea nuestra situación debemos aprovechar lo que ésta nos ofrezca y no perder el tiempo preguntándonos “cómo sería sí…”». —Gottfried Kerstin
Un persona con tan gran corazón no puede estar inmersa en tinieblas. Mi querida Nebelang, tu temor es de lo más normal, pero no dejes que te abrume y te venza. ¡Ánimo!
Buenos días!
Espero que pronto puedas volver a tu vida. No te preguntes si es normal o no. Normal es un termino estadístico y bastante injusto. Tu vida es tuya y haces con ella lo que buenamente quieres y/o puedes
mimitos para tu piecito!
No sabia que te encontrabas así. Supongo que lo que sientes es vertigo... Miedo a la vértiginosa experiencia de pasar página y mirar adelante. Aún así en poco tiempo veras que los malos tiempos, como bien dices, nos preparan para los buenos tiempos. Se Féliz, Ana, porque te lo mereces!