Afilando bisturíes

La inocencia es un alto precio que todos terminamos pagando…

El banco de la paciencia

-¿Encarna? ¿Eres tú? Mi padre vendrá a recogerme, ¿puedes llamarlo?
-Seguro que estará preocupado, no sabe donde estoy.
-Hoy tengo lentejas para comer. Pero me las como con tenedor, y así no tomo el caldo, como me enseñasteis.
-¿Que traigo mucho peso? Pues ya no se qué hacer, no bebo nada. Pues tampoco voy a comer, y así me muero.
-¿Me queda mucho? Ten cuidado que eso duele... ay, no, ¿por qué me haces eso?
-Me hace daño... no me regañes, ¡pero si no me muevo!
-Si me haces daño te doy una patada... pero yo no soy agresiva, no... no te estoy pegando.

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