Por una mirada
Por una palabra me giré, y en tu mirada me perdí…
La vida le había enseñado a ser dura y fría. Poco más que una chica de hielo de cara a los desconocidos. Lo que estos no sabían era que lo que parecía hielo en realidad era cristal. Demasiado frágil para dejarse romper de nuevo, por si no pudiera volver a recomponerse, se armó con su coraza y decidió plantar cara al mundo.
Él apareció sin previo aviso, y su vieja coraza no tuvo nada que hacer frente al ataque de su mirada. Hubo desconcierto, y también curiosidad. Como una gata al acecho de su presa le observó pacientemente, midiendo cada gesto y sopesando cada palabra. No había que precipitarse. Si su taquicardia no la traicionaba podría leer en esos ojos al igual que sentía que estaban leyendo en los suyos.
Muchas miradas más seguirían a aquella primera. Con mayor intensidad incluso, hasta quemar.
Gracias por esa primera palabra.